jueves, 15 de noviembre de 2007


Rosalba Mirabella tomó y reconstruyó delicadamente de las fotografías familiares minuciosos mundos como si las
estuviera pintando. Sustrajo referencias silenciando todas esas situaciones. Tenían gestos humanos, tenían color, tenían a la tía, al primo, dos hermanas...
Al recrear estas memorias de manera tan personalmente ajena construyó un universo vacante. Rosalba expone al espectador a un clima incomodo. Los personajes y la escena en su estatuto de extras son vaciados de historia, necesitan alimentarse de la memoria del espectador.
La universalidad de estos retratos no es pasiva. No se confunda, usted no esta mirando la foto, la foto lo mira a usted.

Martin Carpaneto


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